En el Día Internacional para la
Sensibilización sobre las Minas, Unicef señaló que en 2007, 6.000
personas fueron víctimas de estos artefactos, y que tres de cada cuatro de
ellas son civiles. El informe señala además que un tercio de las víctimas
mundiales de las minas en el mundo son niños, de los cuáles el 85 por ciento
muere antes de poder recibir ayuda médica.
Entre los otros países más contaminados por la existencia de minas
destacan Colombia, Afganistán, Bosnia-Herzegovina, Chechenia (dentro de la
Federación Rusa), Irak, Nepal y Sri Lanka.
Los niños “se ven todos los días enfrentados a los riesgos de
explosión en todas las regiones del mundo”, señala Unicef, que recuerda que los
menores no sólo sufren amputaciones o mueren a causa de las minas sino que
muchos, al quedar incapacitados, no pueden acudir más a las escuelas.
La amenaza de las minas está presente todavía en numerosos países,
como Camboya, donde hay minas terrestres plantadas en “cerca de la mitad de los
pueblos, y Laos.
Unicef forma parte de las 14 instituciones de Naciones Unidas que
llevan a cabo una acción común en el terreno de la lucha antiminas.
Desde la entrada en vigor en 1999 del Tratado de prohibición de
las minas, que impide tanto la producción como el almacenamiento y la
utilización de minas antipersonales, más de tres cuartas partes de los países
del mundo lo han ratificado, y unos 40 millones de este tipo de armas
almacenadas han sido destruidas.
Además, grandes extensiones de terreno han sido desminadas, y los
países donantes han proporcionado 2.000 millones de dólares para los programas
antiminas.
Sin embargo, a pesar de esos avances, las minas y municiones no
explotadas siguen constituyendo una amenaza y mutilan cada año a unas 10.000
personas.
Algunas grandes potencias, como EEUU, China, Rusia e India no se
han adherido a la convención antiminas.
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